Hoy queremos dejaros con la experiencia que María, reciente colaboradora de la asociación, vivió en Benín como voluntaria y su interesante reflexión al respecto:
Los niños son el colectivo que más debemos cuidar en la sociedad, no solo porque son indefensos sino porque son el futuro y la esperanza. Yo he tenido la inmensa suerte de compartir dos veranos de mi vida con niños africanos y esto me ha hecho aprender y crecer.
En general estos pequeños derrochan vida y felicidad, desde que se levantan llevan la sonrisa puesta, eso es lo que más me chocó en un principio puesto que si me ponía en su piel se me antojaba difícil tener semejante alegría.
Estos niños viven en situación de exclusión social pero a pesar de haber vivido momentos muy duros desde que nacieron y con su corta edad dan todo el amor que tienen y más.
Entre estos niños me llamó especialmente la atención el caso de uno de ellos, que sufría una discapacidad y cuya familia no quiso hacerse cargo de él. Los costes de los medicamentos que necesitaba y sus creencias religiosas hicieron que fuera excluido de su entorno.
Sin embargo, a pesar de haber vivido una situación complicada era un niño feliz, le gustaba la música, la disfrutaba más que nadie, era cariñoso, participaba en las actividades…
Esta historia y mi experiencia en Benín me hizo sacar dos conclusiones: la primera fue que gracias a la ayuda de ONGs, a su dedicación con la creación de centros educativos y la atención necesaria a los niños, los pequeños pueden vivir una vida llena de posibilidades. La segunda es que la felicidad depende de la manera en que veamos las cosas y siempre hay que ver el vaso medio lleno.
María Pintado